Vaya nombrecito. Este castigo se basaba en dejar caer a la victima sobre una pirámide puntiaguda. Era utilizado para obtener confesiones. El nombre hace referencia al apóstol que traicionó a Jesucristo. En este instrumento si el condenado se dormía durante el interrogatorio caía sobre el saliente y le provocaba unas heridas importantes. En fin mas os vale no quedaros dormidos cuando os interroguen los del Santo Oficio. Pensándolo bien, mas vale morir así a que te estuviesen torturando con otra cosa. El ejemplar se halla en el museo de Friburgo en Alemania. La invención se ha atribuido a un jurista de la ciudad de Bolonia llamado Ippolito Marsili.
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